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lunes, 7 de mayo de 2018

La defenestración de Ricardo Alemán

Comentario grabado para el noticiero Así las cosas, de W Radio, el 7 de mayo

Ricardo Alemán cometió la insensatez de reenviar un tuit ofensivo, de mal gusto y, para muchos, amenazador. Hay quienes consideran que era una broma. El contexto de crispación que recorre al país y que se expresa con intensidad en Twitter propició que ese mensaje fuera tomado como amenaza directa en contra de Andrés Manuel López Obrador. Lo que sí es una broma, o un despropósito, es suponer que alguien convoca a un atentado en público y dejando constancia por escrito.

   Miles de tuiteros condenaron las implicaciones del mensaje reenviado por Alemán. Pero algunos de ellos, que son notorios simpatizantes de López Obrador, además exigieron que los medios de comunicación en donde trabajaba ese periodista lo despidieran.

  Una gran cantidad de quienes propagaron esa demanda habitualmente toleran, e incluso festejan, insultos y amenazas contra quienes mantienen opiniones críticas al candidato de Morena. En ese comportamiento hay una doble moral y allí se difumina la responsabilidad que todos tenemos para alentar un debate de ideas sin descalificar a las personas.

   El mensaje que reenvió Ricardo Alemán rebasa los límites habitualmente reconocidos como suficientes para la libertad de expresión. Pero la decisión de Televisa y Canal Once para cerrarle sus puertas tiene implicaciones paradójicas. Alemán se queda sin esos espacios no por la calidad de su trabajo periodístico (que es ciertamente discutible) sino por las exigencias de los furibundos tuiteros que se identifican con un candidato presidencial. Hay que rechazar la violencia en línea para que no se traduzca en agresiones en otros planos. Pero también es preciso reivindicar el derecho a la crítica —aunque incomode a los fanáticos dentro y fuera de Twitter—.

   



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